En Mapa Ingeniería, antes de todo, somos aficionados a las ruedas, combustible y motores, y todo lo que pueda resultar al combinar estos ingredientes. Es por ello, que como buenos “petrolheads” desde siempre hemos sido asiduos a eventos, reuniones, meetings donde alimentar nuestra afición, nuestras ansias y ponernos los dientes largos, pero sobretodo donde compartir y adquirir conocimientos y disfrutar de este apasionante mundo en la mejor compañía.

Recientemente visitamos la famosa reunión semanal que se realiza en Parque Oeste, en Alcorcón, Madrid. Una reunión que para el aficionado es muy atractiva, ya que, como buen evento esporádico asentado, pero no regulado, no está cerrado a nada sino que en ella se puede degustar desde car-audio, pasando por el tuning más tradicional, a vehículos con grandes preparaciones mecánicas e incluso coches bastante exclusivos. No es por otro motivo que el nivel de asistencia a esta reunión ha ido creciendo hasta límites casi irracionales.

Por desgracia en esta última ocasión, al llegar al lugar, nos encontramos con un panorama muy diferente, capitaneado por unos vehículos, muy luminosos y ruidosos, pero totalmente distintos a aquellos con los que esperábamos deleitarnos, ya que no se caracterizaban precisamente por sus sistemas de escape, equipos de sonido o instalaciones luminosas, sino por ser un magnífico control policial a la entrada del parking, engalanado para recibir con los brazos abiertos a todo aquel que pretendía asistir, y recalco pretendía, porque muchos de los que hasta allí se desplazaban, al ver la situación, volvían por donde habían venido.

En un primer lugar se podría pensar en “que ganas de fastidiar” o comentarios similares, pero quizás, la pregunta a plantear sería ¿Por qué? ¿Por qué aquí en concreto?

En España se realizan multitud de reuniones y eventos, unos regulados bajo un manto organizativo y otros que surgen esporádicamente a través de grupos de aficionados, da igual el ramo o variante, pueden ser de clásicos, deportivos, todoterreno, con ruta, sin ruta y la gran mayoría transcurren sin que la presencia policial arruine el evento.

¿Porqué con reuniones tipo “Parque Oeste” si sucede?

La magnitud que ha alcanzado la reunión gracias al boca a boca, foros y redes sociales es muy notable, colapsando la zona en multitud de ocasiones, motivo por el cual es de esperar que exista presencia policial para controlar el aspecto “logístico” del evento, máxime cuando es un espacio público y de ocio. Hasta aquí algo que podemos esperar lógico.

Por otro lado, es un evento nocturno que puede dar lugar a que la gente “desparrame” más que en un meeting diurno y la situación se vaya de las manos, como consta que en ocasiones ha sucedido, donde comportamientos fuera de lugar, terminan atrayendo a las autoridades.

Y por último está el asunto más importante y que bajo nuestro punto de vista condiciona estos controles, y no es ni más ni menos que en este tipo de quedadas, la gran mayoría de los vehículos asistentes están modificados de una u otra forma. Y como todos pensamos, es una mina de oro para hacer el agosto antes de tiempo.

Hoy en día la legislación vigente ya ofrece una gran resistencia al desarrollo de este sector, incrementando los costes tanto económicos como legales al realizar cualquier proyecto, sobre todo si nos comparamos con otros países, donde este mundo goza de mucho más oxígeno para desarrollarse.

Y la presencia policial, justo en estas reuniones, da el impulso restante a ese mazo que cae con fuerza sobre el mundo de la personalización y preparación de vehículos.

Pero esto no es algo único de España, en Austria, concretamente en “Worthersee Treffen” un evento que tiene lugar en Reifnitz, centrado en el grupo VAG y con mucho bagaje a sus espaldas, multitud de ediciones y una gran organización, se ha visto superado en los últimos años en asistencia, con multitud de visitantes llegados de toda europa, que se desplazan por los alrededores del lago Worther, colapsando no solo Reiznitz sino todos los pueblos colindantes.

Es práctica habitual que los asistentes den rienda suelta a las grandes preparaciones mecánicas que se concentran, como sucede en la famosa “Turbocurve” donde se exprimen los motores al máximo al jaleo de los cientos de aficionados apostados en las aceras. Este comportamiento que comenzó de forma esporádica, unido a la masiva asistencia, ha propiciado que en los dos últimos años se instalen badenes, se monten multitud de controles y se sancione a un gran número de aficionados, tanto por prácticas ilegales, como por sus vehículos.

Por tanto, el problema de la persecución policial no solo atañe a España, sino que, en otros sitios, donde la cultura automovilística está más desarrollada, y hay más libertad para modificar los vehículos, también termina sucediendo.

Por tanto, ¿Cómo se podría evitar esta persecución?

Desde mi punto de vista, en primer lugar, hay que trabajar sobre el comportamiento. Todo aficionado debe ser consciente del lugar al que acude, la situación, el ambiente, para saber que debe o no debe hacer. Es decir, una reunión en un parking de una zona poblada, quizá no sea el lugar más apropiado para demostrar tus habilidades al volante, como tampoco sería oportuno mostrar el poderío sonoro de tu coche en un parking residencial.

Si quieres desplegar todo el potencial de tu vehículo, quizás un evento “estático” no es lo más adecuado, pero si surgen esas ansias irrefrenables de conducir (que para eso están los coches) siempre puedes partir de ruta con tus compañeros de forma controlada para disfrutar en una zona más adecuada.

Por otro lado, regularizar todas las modificaciones del vehículo es la mejor forma de disfrutar de esta pasión sin ningún temor ni riesgo a ser sancionado, sensación bastante contradictoria que todos hemos sufrido en algún momento. Ya que no queda otra por nuestra legislación, deberíamos tomárnoslo como un componente más de nuestro proyecto, la guinda al pastel, para deleitarse con él.

En definitiva, aunque todos opinemos que con esta caza al “tunero” tan salvaje van a terminar dinamitando el mundillo y los eventos, debemos entender que, si todos tuviésemos un comportamiento ejemplar, no seríamos un reclamo tan evidente.

Como he dicho al principio del artículo, compartir, aprender y disfrutar de este magnífico mundo es el principal motivo de estos eventos, y con cabeza y “savoir faire” tendremos la sartén por el mango para acabar con esta persecución y centrarnos en lo realmente importante, ¡las máquinas!